Características, señas y condiciones de un verdadero poeta

1 06 2011

(no digo bueno, sino verdadero).

tiene insomnio (excluyente): largas horas de hastío, pesadumbre, laberintos, puchos, tele sin mirar, FB/Twitter, caminatas nocturnas y conversación con el gato y/o maceta del patio.

tiene dificultad para escribir: otras largas horas reprochándose a sí mismo cuánto hace que no escribe nada, cuánto le cuesta hacerlo, cuán poco le gusta lo que escribe, cuánto mejor escribe fulano, y así sucesiva e indefinidamente.

está enamorado del desamor: atenta contra la propia posibilidad de estar en pareja bien, tranquilo y contento.

presenta disfunciones sexuales: no coje bien, por eso escribe.

tiene problemas económicos: es un tipo con tendencia a perder dinero antes que mañas, o no sabe cómo conseguirlo, se llena de deudas, o lo gasta rápido o no le importa.

gusta del under: en teatro, música y cualquier otra manifestación artística, cuanto más al subsuelo mejor. Como con el ánimo.

se hace el raro: usa gorros fuera de moda, ropa hippie o vieja o setentosa o barata o fea, habla con tono afectado y dicción incomprensible.

es tímido: retraído, poco sociable, tiene una mirada extraña, es fóbico a lugares concurridos y situaciones de exposición.

es afecto a las sustancias: variadas, alcohol, tóxicos, psicofármacos, hongos, pasto amarillo, madera terciada o lo que pinte.

tiene pésimo humor: las cosas lindas de la vida no están hechas para él. Y si se topa con alguna, en una inmediata y eficaz maniobra la transforma en una horrenda ironía.

catartik





La voz

16 05 2011

En casa sola un jueves a la noche, pongo Tom al taco y cuando el disco se termina hasta puedo escuchar el ruido de fondo de la heladera.

Un noticiero en la tele y el ruido de la heladera. Juntos, a ver cuál suena más fuerte. No vale subir el volumen del tele. A ver. Empate.

Me parece que se suma algún otro ruido, una especie de zumbido lejano y borroso como si viniera de adentro. Viene de adentro, sí, de ahí viene.

Esa voz neutra, medio indeterminada, me dice cada cosa. No puedo no darle bola porque está adentro la muy guacha. Algunas veces se le da por cantar. Se le pega cualquiera de Drexler, por ejemplo, o de Keane. Cero coherencia la voz esa. Pero, por suerte, tenemos los mismos gustos musicales. Si se encarajinara con algún reguetón o alguna de Arjona o Montaner se pudriría todo, al carajo con la voz interior y su discografía. Gracias a dios no hemos llegado a ese punto, aún es confiable.

Cuando me dicta poemas, puf! Es bravísima, no para hasta que no los escribo, ni tiempo me da para corregir. Es una tirana. Y cuando le pinta un cuento o un free style se pone loca, directamente me grita. Escribo y escribo como una esclava porque no tengo ganas de andar discutiéndole, ya suficientes quilombos tiene la vida cotidiana como para andar sacándome canas multicolores por una retorcida vocecita sin nombre. Lo único que faltaba.

Lo peor es cuando se pone moralista o castigadora o prejuiciosa. Ay ay, ahí sí que me rebanaría un pedazo de cabeza con tal de que se calle.

En muchas ocasiones no me deja escuchar la tele, una película, algo. O concentrarme en una lectura, interfiere. Lo mejor de todo es cuando no habla. Ah, qué grandísimo alivio. Silencio.

Es que tiene que dormir, también, cada tanto; juntar fuerzas para atormentarme ni bien pueda, la próxima jornada, de mañana después del café y de lavarse la cara.

Menos mal que tengo un blog, así la turra se calma cuando ve sus gritos publicados.

catartik