Cajas

6 11 2011

Me hubiera quedado escribiéndote hasta cualquier hora si no fuera porque es tarde y los madrugones me ponen de muy mal humor.Igual estoy en la cama, con papel y birome.Si me dieron ganas de escribir (te) es porque la concreción del mundo me crispa los nervios y la tozudez de los objetos de la realidad me agobia.

A quién no.

Qué incómodo es vivir. Estoy con esa idea desde muy chica, mucho antes de ponerme a estudiar sobre el asunto. Esas preguntas o sensaciones suelen arrastrarse en los huecos del pensamiento durante años. A veces se materializan en un poema, una canción, un síntoma, un portazo. Sospecho que también te pasa.
Hay una suerte de empecinamiento en no encajar que pulsa desde algún lugar, mirá que nadie lo supondría de personas como vos o como yo.

Encajar: meterse en cajas, en la caja correcta.
Hacer clinc-caja.
Ser una caja y guardar de todo.
Cajonear.
Ser un cajón de papeles importantes.
Actuar los papeles importantes.
Acostarse en el cajón.

Basta, no paro y no encajo; no parás y no encajás.
Te estoy escribiendo, mirá la hora que se hizo.
Y como todo está tan revuelto entre las cosas serias y definitorias del mundo, no sería raro que lo dejáramos pasar.
Pero no sé, me pareció que encajábamos.

 

catartik





Belén

21 09 2011

Frente a cierto torbellino de poetas atolondrados, que intentan demostrar su talento mediante metáforas indescifrables, construcciones sintácticas imposibles de desanudar y cursilerías disfrazadas de filosofía barata, existe una luz al final del túnel que estoy obsesionada en recalcar desde que oí su chillona voz saliendo de mi gran televisor.

Las modelos son mujeres que nacieron privilegiadamente bonitas, con proporciones adecuadas al canon de belleza de la época y su metabolismo, piel, cabello y altura fueron beneficiados genéticamente. A esto agregan un asiduo trabajo de entrenamiento, cuidado continuo y sociabilidad inagotable. Poseen un irrevocable talento para provocar apenas posándose, y su lenguaje no deja jamás de ocultar dobles intenciones. Vale aclarar que no son más que, a fin de cuentas, un tipo de mujer, como los hay intelectuales, ejecutivas, empleadas de limpieza o vendedoras de corpiños en una feria clandestina.

Esta modelo, respondiendo a todas las condiciones necesarias que la califican como tal, y le dan un lugar considerable en la prensa nacional, la cartelera de teatro de revista, las publicaciones semi-pornográficas, etc, posee una característica que la separa del resto de las que, como ella, también exhiben sus voluptuosidades al mundo a cambio de dólares: es poeta. Me remito al primer resultado encontrado en google para definir palabra tan polémica, a fin de que no se me califique de peyorativa, exagerada u otros adjetivos detestables: «Un poeta (vate, en lenguaje literario) es un escritor dedicado a la producción de poesía.» Belén Francesse es, bajo este concepto, sin ninguna duda, una total y absoluta poeta (o poetisa, según le guste) a pesar de que no dedique gran parte de sus horas a su producción (de todos modos, ¿qué poeta lo hace?).

Claramente, para nombrar a alguien «poeta» de un modo tan alusivo, es necesario definir aquello que produce, es decir, la poesía. Utilizo el mismo método que para la anterior definición, rogando que todos aquellos que me consideren incapaz de realizar investigaciones obstinadas dejen de leer el artículo en este preciso instante: «La poesía (del griego ποίησις ‘creación’ < ποιέω ‘crear’) es un género literario. También, es encuadrable como una «modalidad textual» (esto es, como un tipo de texto).1 Es frecuente, en la actualidad, utilizar el término «poesía» como sinónimo de «poesía lírica» o de «lírica», aunque, desde un punto de vista histórico y cultural, esta es un subgénero o subtipo de la poesía.» Así es, la poesía es creación. Un vuelo del alma hacia las alturas de lo imposible, un recorrido a nado entre las sensaciones humanas, bajo una estructura convencionada que desde Aristóteles pretende encuadrarnos en reglas fijas. Y Belén no sólo oyó las voces de sus musas, sino que también respondió a estas reglas con una fidelidad que nadie creía que fuera capaz de encarnar.

Todos aquellos que han intentado incursionar en el camino de poesía, lo hicieron, en un comienzo, a partir de la sucesión torpe de palabras que, más allá de su significado, sentido metafórico, representatividad emocional, etc., rimaran. Así lo hizo acaso Quevedo, también Góngora, Machado, y otra creadora hoy se nos presenta, porque los nuevos tiempos exigen nuevos creadores, mal que les pese a los fundamentalistas de las tradiciones, que rascan el tarro de dulce en lugar de aceptar que es necesario romperse el brazo para abrir uno nuevo.

Así, adaptada a cada situación que la inspirara, para dar un reflejo fiel a su interpretación de los hechos de interés nacional, la linda modelo, creó poesías tales como:

Les recuerdo: me muero
por que haya un acuerdo.

Esta poesía, escrita durante el conflicto Campo-Gobierno del 2008, nos demuestra otro paso que la poeta dio, además de la búsqueda hasta el sinsentido de las rimas: noción de la imagen metafórica. Belén Francesse no muere, al menos por ahora (a no ser que alguien fuera a pensar que uno siempre se está muriendo, pero para eso es necesario una discusión mejor orientada), y su sentencia “me muero” no hace más que representar su ansiedad ante el desacuerdo, que la inquieta y la desborda. La utilización del sintagma “Les recuerdo” tiene una función provocativa: mantiene al lector alerta, hecho que no se produce en la mayor parte de los casos de poesías durante toda la historia universal.

Como la soja está de moda,
el trigo parece un mendigo
pero en realidad es un amigo.

La complejidad de esta poesía resulta aún más curiosa: existe una crítica social. Las plantaciones de soja continúan siendo un asunto que preocupa a todos los argentinos, siendo la agricultura una de las bases de la economía nacional. El monocultivo, la explotación, el problema de exportaciones y su competitividad con otro tipo de plantaciones, tanto menos rentables, como las del trigo, son un asunto ante el que Belén se muestra indignada. Apoya la situación crítica de los trigueros, dejando en segundo lugar a la plantación hegemónica, así como Neruda hablara a su pueblo para que se plantara en contra de los dominios sociales.

Es preferible concluir la reivindicación de Belén, a pesar de aquellos que están frunciendo el ceño, extrañados al verse a ellos mismos leyendo un artículo tan falto de estructura argumentativa, estilística, humorística o dramática (que son, quizás, los aspectos más valorables de un texto, cuya calidad yo utilizo como referente para juzgar a este como definitivamente deplorable) y prefieren que acabe exactamente en esta palabra, con otra creación poética que ella extirpó de su ser detrás de una sesión de masajes chinos, consumo de una vianda compuesta por un trozo de lechuga rancia y tres horas de cinta a tres puntos de resistencia:

Marcelo Polino:

¿el periodista más cristalino o cretino?
Es un divino.

acid caramelo





se acaba

16 09 2011

 

llega a las tres y media hubiera estado ahí antes pero los compromisos y el miedo no lo dejaron ella da vueltas nerviosa y acelerada hace mate se quema barre tiembla canta fuerte él va caminando como para tomar aire y descargar adrenalina ella se mira al espejo cincuenta veces en media hora cincuenta y una él toca timbre ella avanza por el pasillo están a punto de morir lo lleva de la mano hasta la entrada de la casa él no la deja hablar le aborda la boca la deja sin aire le toma la cabeza le acaricia la mejilla le aprieta la cintura le pone las manos en la cadera le roza la espalda se pega a su cuerpo la toca toda le levanta la remera le moja los pezones el ombligo al costado de la cintura le baja el pantalón la humedece la tira en la cama se saca la ropa le saca la ropa la baña en saliva la espera la disfruta la deja hacer le pide le dice la besa se chupan se tocan la coge despacio la coge rápido la coge despacio y de nuevo rápido la besa se acelera la mira la acaba se acaban se acaban la abraza la besa lo besa le dice la toca se tocan le acaricia el pelo la aprieta contra él la besa se viste se despide lo besa lo mira lo aprieta lo toca se mueren abre la puerta la mira se va la mira lo mira irse la saluda con la mano camina camina camina se va se va  se acaba.

 

catartik





No sé si valorarme o abrir un blog

19 08 2011

Otra genial colaboración de Pks!

 

Ya hace algún tiempo que , gracias a mis nuevas connaissances de Twitter y en la vida misma, me encuentro con mujeres varias que abren un blog para hacer la catarsis de un amor despechado o para contar que están saliendo con alguien «prohibido». Para lo cual invierten demasiado tiempo en llenar páginas esperando que ese «él» las lea y se conmueva de amor o bien,  se quiera cortar en trozos lo que le cortaron a Abelardo por haber perdido esa joya del Nilo que es una.

No, chicas. No.

Empecemos de nuevo.

Cosas básicas:

Hasta que Dios no le sacó una costilla a Adán para hacer a Eva, él andaba de lo más feliz y tarúpido por su paraíso. De hecho, cuando viene Eva se arma el desbarajuste.

Asumamos de una buena vez que ellos pueden vivir perfectamente sin nosotras. O con dos de nosotras. O picoteando a una y otra a voluntad. Que que nosotras desfallezcamos de amor y abramos blogs como enfermas para que él se entere de lo que no le interesa enterarse es, francamente humillante.

La experiencia nos enseña que cuando un hombre está interesado, está realmente interesado. Abrir blogs esperando que él se de cuenta de “su” interés es muy ingenuo de nuestra parte.

Además, no sé a ustedes, pero cuando a mí me pasaba (o me pasa) de estar MUY interesada en alguien, no me dan ganas de publicar eso explícitamente para que él se entere junto a otros. Para mí, el encuentro con el otro es, justamente, entre ese otro y yo.

Y es genial si es un sentimiento compartido y podemos ir por la vida codo a codo…pero no, chicas, no está bueno ser “mucho más que dos”.

Sean dos, carajo! O sean uno…O, como dice el gran Bucay (¿) sean tres : vos, él y la pareja que conforman los dos. Pero no obliguen al mundo a leer en blogs rosados una historia que es más vieja que el tiempo y en la cual todas las demás adivinamos en qué momento del automaltrato estás, en que grado te estás convirtiendo en felpudo sin que a él le importe.

Y en cuanto a ustedes, las que salen con alguien casado que de movida avisó que no se iba a separar…Chicas, chicas.: es en el único momento que un tipo de estos dice la verdad. Nunca va a dejar a su familia por más escenas de suicidio que le armes, por más “te amo” con ojos sinceros que él te diga, por más que sepas que él te ama como nunca amó ni volverá a amar. Viví con eso: no la va a dejar.

Listo, lo dije.

Particularmente, yo prefiero un encuentro con alguien sin compromisos, pero comprometido con sus sueños y con su placer, con alguien que tenga pasión por sus cosas, con alguien con quien pueda tener una complicidad divertida, con alguien que me maraville con lo que es cuando está solo. Y que se pueda compartir un camino (o un trecho de camino) sin grandes sobresaltos. Alguien cuya mano en la mía me dé seguridad, seguridad de saber que hay dos buscando lo mismo. Y como creo firmemente que eso es posible, entonces no abro un blog rosadito y quejoso. Me limito a disfrutar esos momentos y esa persona cuando llega y no escribo cosas para él al mundanal público.

Mi blog es verde, por lo inmaduro de sus citas y por la esperanza que nunca claudica. Mi blog habla de cosas viejas que ya están archivadas, que ya se pueden recordar sin doler. Por eso ni me busco un amante, ni lloro a los gritos a los despreciables que me dejaron ni (gracias a dio!) abro un blog de minita mínima.

Bueno, abandono este último párrafo tan estilo José Martí, para darles un consejo.

Así como los rusos dicen “Siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo”, yo les digo, señoritas:

 

“SIENTENSE ENLA PUERTADESU CASA QUE, UN DÍA DE ESTOS, UNO DE ESOS SAPOS QUE ANDAN BESANDO, SE TRANSFORMARÁ DE INMEDIATO EN EL PRINCIPE DESTEÑIDO QUE TANTO ANSIAN”

 

Gracias. Buenas noches. Y disculpen los disturbios ocasionados.

 

Pks.

 





El secreto

27 07 2011

Buenas! aquí publicamos la colaboración de una telentosa cítrica. No se la pierdan…

No es mi intención ser aguafiestas, así que desde ya les advierto: los que hayan encontrado el secreto de la felicidad, NO LEAN.

No sé si existen desde siempre o son una moda del momento, pero lo cierto es que hay una secta de fundamentalistas del optimismo que logra sacar lo peor de mí.

Son esos que andan todo el día mechando en cualquier charla lo del Secreto y la Ley de la Atracción y no bien escuchan que alguien se queja de cualquier cosa, esgrimen sus “pensamientos positivos”, como los exorcistas, vampiristas y Ligas de Padres de Familia blanden sus siniestros crucifijos para espantar los demonios.

Esta gente no se conforma con creerse el cuento a pie juntillas y repetir como un mantra las frases tontas de Claudio María Domínguez. Militan su estupidez y salen en cruzada contra cualquiera que pretenda expresar una preocupación, ya que creen que eso produce una interferencia nefasta a las vibraciones positivas que intentan emitir para atraer todas las cosas buenas que el universo les ofrece.

Realmente creen que encontraron el santo grial de la felicidad en la góndola de autoayuda, y como los librejos esos les advierten que para que el truco funcione es necesario que nada desentone, que nadie atraiga indeseables desgracias con su mala onda, que todos enfoquemos los pensamientos en el mismo sentido, no te dejan quejarte o putear en paz.

Está claro que cuando uno es feliz, cuando está contento, cuando es simpático, todo es más liviano y disfrutable y es posible que te inviten a fiestas y reuniones para que contagies alegría. También es comprobable que cuando te embarga la tristeza, te cae encima una desgracia, o andás con cara de orto permanente, la gente tiende a evitarte.

La aparente obviedad de esa observación, hace que por momentos nos tentemos con hacerles caso a los boludos felices y procuremos conjurar la desgracia, la tristeza y la frustración cumpliendo a rajatabla con la regla de ver el vaso medio lleno aunque sea evidente que está completamente lleno de nada.

Pero rascando un poco el barniz satinado de la pelotudez pintada de sabiduría ancestral, se evidencia la mentira: todos y todas nos vamos a morir, todos y todas vamos a sufrir, todos y todas vamos a ser felices e infelices durante intervalos más o menos largos, dependiendo un poco del azar y otro poco de la capacidad de cada uno para resolver sus problemas, y el hecho de que repitamos afirmaciones positivas como cotorras y reprimamos cualquier expresión de disconformidad o frustración, no cambia en nada el insoportable sinsentido de la vida.

De todos modos si les resulta, si compraron el libro de Stamateas, hicieron el curso de Claudio María Domínguez, viajaron a conocer al Sai Baba, hicieron el tránsito de drogones perdidos a predicadores evangélicos o reconvirtieron su carrera de gatos menemistas a veteranas espirituales, cambiaron los crípticos y anacrónicos textos religiosos por una lista de afirmaciones pelotudas más aburridas que la guía telefónica, pueden estar tranquilos porque sí lograron la felicidad. Principalmente la de estos gurús truchos con aborrecibles caras de nabos, que al convertirse en best sellers con su bibliografía berreta y sus discursos tan bobos que abochornarían a una maestra jardinera egresada de la escuelita de Coti Nosiglia (la de Boluda Total, no el otro), pueden venderse como ejemplos en primera persona, afirmando satisfechos: YO LO LOGRÉ. Y como parten de la base que el ejército de perdedores mononeuronales que los siguen, tienen los mismos básicos e individualistas objetivos de vida: salud, dinero, amor; venden su receta para lograrlo y uno no puede evitar pensar: si este infeliz con semejante cara de pajero la levanta con pala repitiendo hasta la nausea “a mover el culi culi” (Claudio María), “amor amor amor” (Claudio María), ¿por qué no yo?

Pero mi cerebro debe ser mucho más difícil de lavar que el de otra gente, ya que puedo seguir razonando y viendo que la gente que uno admira o de la que se nutre, nunca ha utilizado recursos tan playos para inspirar sus luchas o sobreponerse a las adversidades, y aún siendo optimistas crónicos o pesimistas estructurales, algunas veces las cosas le salieron bien y otras veces mal, con total independencia de la actitud (más optimista que el Ché Guevara, no conozco y todos sabemos cómo terminó, más pesimista que Woody Allen no se me ocurre en este momento, y podemos ver cómo el éxito lo viene acompañando en su larga carrera, y sobran ejemplos de uno y otro extremo).

Por lo tanto, déjennos de joder con la receta de hacer afirmaciones positivas por más que no pegues una, ya que por este lado tenemos nuestra propia receta para transitar la vida expresando claramente lo que a uno le pasa: si te va mal puteás hasta desgargantarte, te cagás en todo, inclusive en vos y en la puta madre que te parió; si te va bien decís “qué bien, por un rato toca ser feliz, traten de no romper las pelotas”. Y para que se broten de envidia (sentimiento que, sabemos, emite vibraciones de baja frecuencia y mala calidad), les digo: tan mal, no nos va.

Cítrica





los pies II

6 07 2011

 

Los pies se buscan solos. Se van enredando desde arriba, desde las piernas, que se empiezan a tocar a la altura de la rodilla o más arriba.

Cuando la mía te roza, la tuya se pega y se mueve, no sé cómo hace pero pone mi pie sobre el tuyo en un movimiento que no es de baile, ni mágico ni mecánico pero está tan bueno. No sé qué es. Tu pie trepa al mío, lo frota suave; otras veces se mete tu mano y me acerca la pierna sobre la tuya para que no me crea que te pesa.

Mientras empiezo a dormirme y escucho tu respiración (estás despierto) las cosas suceden ahí, en el extremo inferior.

Pude detectar entre sueños que los pies mantienen una comunicación entre sí independiente del resto de la persona.

Les noto intenciones propias, caricias, calentamientos de dedos y tobillos, no importa lo que pase arriba. Se manejan así, viste que capaz estamos charlando, o capaz estamos durmiendo, o vos leés y yo me pinto las uñas.

Les es indiferente.

Se buscan solos, se huelen, no sé qué hacen, pero cuando entro en sueño profundo y pierdo conciencia de todo, sé que ellos están ahí, tocándose, besándose.

Felices en su romance.

Mucho, pero mucho más allá de nosotros.

 

catartik





Dove

30 06 2011

dramatización artística. el no-uso del artefacto promocionado provoca ciertos perjuicios en la piel – enrojecimiento, oscurecimiento, irritación, ardor concentrado en algunos segundos, dolor posterior -. su imagen está pintada de un rojo ensangrentado. profundo, como si penetrara desde afuera a todas las partes sensibles del cuerpo. un atentado directo al bienestar humano. el efecto es contundente y explícito: usted morirá si no se embellece, sufrirá si no se embellece. caerá en un abismo demoledor de colores blancos y negros, leves matices de grises y algunas ilusiones de un color amarillo que se disiparán pronto

concentración de la felicidad. tener axilas bellas es – para mujer corriente, relativamente linda, aunque no tanto, pequeña, conciente de sus gestos alegres, negadora de los gestos tristes, erguida y banal – una fuente inagotable de furor. desde que cumple su objetivo, la realidad se torna indefectiblemente ajustada a sus deseos, a sus grandes proyectos de vida y esas pretensiones que tantas veces le han parecido inútiles. se forma una cadena fácil de observar y deducir: la mujer aprecia el resultado de la operación, se siente bien, y su visión positiva de la vida provoca que esta le retribuya con la misma moneda. entonces nada podría ser mejor – ¿no sería mejor suicidarse? es todo tan bueno, que ni siquiera lo sabe –

el espejo. la mujer que observa esa pantalla relampagueante, cuyos colores van variando súbitamente, correspondidos con palabras que fluyen un poco más lentas, no puede cambiar de canal. aunque nunca comprará ese producto, aunque nunca creyó, desde que tiene plena conciencia del mundo, que una nimiedad tan grande pudiera dar tanta felicidad a un rostro, a una vida, a un cuerpo que por blanquear sus axilas fuera a sumergirse en los albores fantásticos del pleno bienestar, la mujer permanece frente a la proyección, como si se tratara de un hombre precioso que estuviera por salir con la única condición de su constante mirada. y tras la suspensión de la imagen presentada, relativiza tus antiguos principios en un microsegundo – ¿y si el motivo de mi tristeza es, quizás, la ausencia en mi botiquín de este elixir? ¿y si pudiera, de alguna manera, alcanzar la plenitud que esta mujer aparenta? desde la comodidad de mi sillón, ¿cómo puedo saber que la imagen mostrada es una gran mentira? ¿por qué me invade el prejuicio como si fuera una gran capa de microbios que no puedo extirpar? – y, tras ingerir el último trozo de milanesa de soja que había permanecido en un plato sobre sus piernas, tal vez se mira en un espejo. sus axilas están negras y rojas, y cree que la dramatización artística se ha quedado, de hecho, bastante corta

acidcaramelo





Liquidación de invierno

25 06 2011

Una nueva colaboradora – que esperamos que quiera seguir colaborando – se suma a las huestes de ácido catártico con una entrada de lujo. Señoras, señores, señoritas, con ustedes, la señorita Pks le da la bienvenida a una nueva estación:

Y un día te despertás y te das cuenta que todos los años que acumulaste en tu vidita miserable están cayendo con efecto dominó en tu vidita actual.

Y te da una de esas crisis que solo sufrimos las que tenemos trompas de Falopio.

Y hacés lo que no tenés que hacer: perdés tu norte y salís de-ses-pe-ra-da a buscar cómo encerrar esos años maravillosos de libertad y soledad en los brazos de cualquiera que más o menos quiera encausarte en el buen camino donde la sociedad te acepte como par de tus pares.

Y te metés en una sala de chat de rango etáreo 36/42. Porque una, a estas alturas, no quiere novio más joven pero tampoco, seamos realistas, se mira al espejo y cree merecer un viejo desencajado.

Entonces empezás con los interminables chateos con desconocidos plagados de dudosas intenciones y certeras faltas ortográficas. Y hacés una decantación tan solo guiada por el instinto de desesperación que te gobierna.

Y te prometés a vos misma que esta vez vas a ser esa señorita toda rosa y tímida como una violeta y no vas a arruinar las cosas con tus demandas locas de igualdad, fraternidad y libertad (en el orden que sea).

Y salís a tomar un café con el primero que te parece, digamos, normal. Y descubrís que vos medís un metro y medio y que el señor es más bajo que vos. Aunque en su perfil puso que era “estatura normal”. Y ya te parece raro. Pero apostás. Apostás porque no da perder la única oportunidad de ser normal.

Y te das cuenta que cuando la taza de café está por vaciarse también se vació tu paciencia porque este señor de “normal estatura” está monopolizando la conversación con un decálogo de cómo debería ser su mujer ideal y vos te das cuenta que ni naciendo de nuevo podrías encajar en ese perfil. Y te acordás que vos sos vos y lo mandás, digamos, a la putamadrequeloparió, con todo respeto.

Y volvés a tu casa. Y llorás por la frustración y abrís la compu. Tres intentos, dame, destino, que te prometo que con alguno me enderezo. Tres.

Y el destino que es copado, te escucha. Y chan! Tenés otra cita. Esta vez con uno que es tal y como se describió. Y que es simpático. Y que te mira como si te amara desde el primer momento en que te vio. Y una empieza a sospechar que no puede ser normal todo esto, pero ¿qué importa? Y viene la cuenta. Y el señor la paga. Y te acompaña a la parada del bondi, porque no tiene auto. Y están una semana meta chat y mensajitos. Y se vuelven a ver y se dan besos en los capós de los autos como si tuvieras 15 años. Y vuelan las mariposas. Y él tiene una hija pero es tan perfecto que ya adorás a esa nena en esta segunda cita. Y luego, el señor perfecto desaparece. Te saca de sus contactos y se suicida (o te asesina) de su mundo virtual. Y te quedás bañada y sin fiesta, con un signo de pregunta en los ojos y la rabia acumulada en la comisura de los labios.

Y decidís que el destino se puede ir a freír churros a una cantina dela Bocay que nunca más te vas a involucrar con los tarúpidos de Internet.

Pero el destino es un caballero que cumple siempre sus promesas y te trae, vaya uno a saber de donde, un muchacho más joven pero fascinado con vos, que no te gusta tanto pero es caballero, generoso, simpático, sin pasado molesto, huérfano de madre y claro, empezás a salir con él y termina ganándose tu atención porque tiene muchas virtudes y porque la necesidad tiene cara de hereje. Y te sentís casi a punto de ser aceptada en la sala VIP de las cuarentonas normales. Y hasta le perdonás que haga ruido cuando toma el café, que te dé esos besos ensordecedores en la oreja que te crispan los nervios y casi no te reconocés tan feliz a su lado en el cine. Y decidís ir despacio para no arruinar ningún momento (aunque esto vaya en contra de tu naturaleza). Y van a ver una de esas películas con argumento europeo de las que tanto te gustan y cuando salís llorosa y conmovida del cine, te abraza y te cuenta un chiste al mejor estilo Tinelli para sacarte la angustia. Y tu antigua yo lo quiere asesinar de inmediato pero recordás que hay un objetivo primordial  y que un mal chiste tampoco es para hacer un escandalete, y van a tomar algo a un pub irlandés y se dan besos en la oscuridad y ya sabés que por primera vez vas a pasar la noche con él y deseás que en el momento cumbre no se le ocurra dejarse las medias puestas. Y entre beso y beso, él te susurra: “¿Vamos a cojer?” Y, zas! tu antigua yo emerge desde el fondo de tu nueva yo, blandiendo una lanza y una voz que no reconocés como tuya le grita: ¡NO! al pobre infeliz de frase equivocada y lo plantás literalmente en el bar y te subís a un taxi que te deja en la puerta de tu casa y te metés en la cama y te abrazás a vos misma porque sabés que no vas a aceptar menos de lo que merecés. Porque tenés claro la clase de mujer que sos. Porque no necesitas un hombre a tu lado para que se te reconozcan los méritos. Porque estás segura de lo que podés dar y de lo que debés recibir. Y abrís de nuevo un perfil en una página de chat de citas. Porque una nunca sabe.

Pks.





Características, señas y condiciones de un verdadero poeta

1 06 2011

(no digo bueno, sino verdadero).

tiene insomnio (excluyente): largas horas de hastío, pesadumbre, laberintos, puchos, tele sin mirar, FB/Twitter, caminatas nocturnas y conversación con el gato y/o maceta del patio.

tiene dificultad para escribir: otras largas horas reprochándose a sí mismo cuánto hace que no escribe nada, cuánto le cuesta hacerlo, cuán poco le gusta lo que escribe, cuánto mejor escribe fulano, y así sucesiva e indefinidamente.

está enamorado del desamor: atenta contra la propia posibilidad de estar en pareja bien, tranquilo y contento.

presenta disfunciones sexuales: no coje bien, por eso escribe.

tiene problemas económicos: es un tipo con tendencia a perder dinero antes que mañas, o no sabe cómo conseguirlo, se llena de deudas, o lo gasta rápido o no le importa.

gusta del under: en teatro, música y cualquier otra manifestación artística, cuanto más al subsuelo mejor. Como con el ánimo.

se hace el raro: usa gorros fuera de moda, ropa hippie o vieja o setentosa o barata o fea, habla con tono afectado y dicción incomprensible.

es tímido: retraído, poco sociable, tiene una mirada extraña, es fóbico a lugares concurridos y situaciones de exposición.

es afecto a las sustancias: variadas, alcohol, tóxicos, psicofármacos, hongos, pasto amarillo, madera terciada o lo que pinte.

tiene pésimo humor: las cosas lindas de la vida no están hechas para él. Y si se topa con alguna, en una inmediata y eficaz maniobra la transforma en una horrenda ironía.

catartik





La paradoja de la «calcutista».

24 05 2011

Acerca de cierta tipología femenina.

Existe un tipo de mujer que practica con verdadera fe y ahínco el llamado “calcutismo”, una actividad que se basa en la veloz corrida hacia el lugar de la catástrofe o la pena del hombre en cuestión –no importa de cuál se trate- para ofrecerle, otorgarle y en casos extremos imponerle su ayuda bajo todas las formas posibles.

La calcutista tiene una especie de radar o antena super especializada que le permite detectar, aún a varias millas a la redonda, cualquier situación de molestia o necesidad del señor que ama, o que le gusta, o que se está curtiendo, para salir raudamente en su auxilio o al menos hacerle saber que ella, una versión mejorada de Santa Teresa de Calcuta, está ahí en cuerpo y alma toda para él.

Ésta, como cualquier clasificación, acepta variantes y diversidad dentro de un lineamiento más o menos estable.

La “calcutista fea” es una chica muy meritoria, gusta de usar atuendos pasados de moda o atemporales, nunca va a la peluquería y tiene frizz , ama a Arjona y Cacho Castaña y mira a Rial.

La “calcutista linda” es, además de meritoria, bonita, lo cual puede hacer que al principio su afición por la ayuda compulsiva quede escondida tras su encanto estético. Ama a Silvio Rodríguez, el rock nacional y siempre firma los petitorios de Green Peace.

También tenemos a la “calcutista promedio” que no se destaca ni por linda ni por fea, lo estético no es un elemento importante en su vida, pero sí su eficiencia y velocidad a la hora de hacerle ver la luz al pobre muchacho que esté necesitando una mano. Son las más efectivas, no importa qué música le guste, qué ropa use o qué cara tenga.

Ante cierto temblor escuchado en la voz del hombre, una palabra que denote tristeza, preocupación, cansancio, malestar o una simple necesidad como “estoy muerto, laburé todo el día, no doy más” o “tengo calor che” o “qué ganas de comer ravioles”, ella actúa. Ni hablar si la declaración masculina adquiere un tinte trágico como “me siento muy mal” o “estoy angustiado” (y estamos evitando mencionar aquí el caso extremo de presenciar sus lágrimas).

Ahí la calcutista se vuelve loca. Loca loca. Loca de amor, loca por hacer algo para que el sujeto que sufre vea mitigado su padecer. Se va hasta la casa, le presta la oreja durante horas a la madrugada, intenta reconfortarlo haciéndole pequeños regalos, lo ofrece masajes, comida casera, resolverle algún trámite, en fin, se pone desesperadamente a su disposición.

Cabe destacar que más allá de cierta actitud que se repite en algunas mujeres de ofrecerse al hombre de sus sueños o de sus pesadillas, la calcutista es especialmente sensible a la pena del tipo: es el timbre que despierta todo su caudal amatorio.

Generalmente puede ser divertida para el muchacho sólo durante un tiempo limitado, puesto que su ayuda compulsiva y desmedida se vuelve lisa y llanamente insoportable. En un momento determinado el hombre siente:

• A) o bien que puede hacer y deshacer con ella como le plazca, habilitado sin ninguna duda por la posición que ella misma le ofrece (¡excelente oportunidad para el chupahuevista!)

• B) o bien empieza a desear poder padecer de algo en lo que esta señorita no se inmiscuya (hombre promedio)

Así el hechizo dura poco y la calcutista se ve en un verdadero brete cuando la razón del padecimiento de él, es ella.

Paradojas de la vida.

catartik